Historia
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En el curso académico 2005-2006, el instituto Bembézar cumplió 50 años, 50 años de continuos cambios en los que ha sabido adaptarse a los convulsos tiempos de la historia reciente española y ha mantenido el objetivo para el que fue creado: ser la principal referencia a nivel educativo de Azuaga y su comarca. Generaciones enteras de jóvenes y cientos de profesores han pasado por sus aulas. Unos para aprender y otros para educar.
Puesta en marcha
El 3 de noviembre de 1955 se inauguró el Instituto Laboral de la modalidad Industrial -Minero de Azuaga. Atrás quedaban años de intensa negociación entre el ayuntamiento de Azuaga, el gobernador civil y el Ministerio de Educación, a través del Patronato Nacional de Enseñanza Media y Profesional. A principios de la década de los 50 el ayuntamiento de Azuaga, teniendo conocimiento de los nuevos planes del ministerio de crear institutos laborales en zonas rurales, decide solicitar un instituto para Azuaga.
En esos primeros años de la década de los 50, Azuaga comenzaba a recuperarse demográfica y económicamente de la posguerra. Tenía una población cercana a los 20.000 habitantes y todavía se explotaban las minas de plomo, aunque el sector empezaba a dar muestras de debilidad. La decadencia de la minería del plomo contribuye al aumento de la actividad agraria. Este incipiente progreso va unido a importantes ampliaciones urbanísticas, aunque la población todavía carece de algunas infraestructuras básicas como el abastecimiento de agua potable. La línea de ferrocarril de vía estrecha que unía Fuente del Arco y Peñarroya aún permanecía en funcionamiento, aunque con escasa actividad.
El 18 de julio de 1951 se celebra un pleno extraordinario del ayuntamiento en el que se habla de la reunión que se celebraría al día siguiente con el Patronato Provincial de Enseñanzas Medias para solicitar la creación del instituto.
A partir de aquí se suceden los contactos entre las partes. El Ministerio de Educación accede a fundar el centro de educación, pero exige del ayuntamiento una serie de condiciones, principalmente económicas. El cumplimiento de estas obligaciones supuso para Azuaga un notable esfuerzo económico. El acuerdo al que se llegó consistía en la creación de un centro de nueva planta y la habilitación de un antiguo edificio conocido como el colegio San José, que albergaría el instituto mientras se construía el nuevo. El ayuntamiento se compromete a ceder gratuitamente los terrenos para el nuevo centro y a sufragar un tercio del presupuesto total de la obra.
Entre las distintas modalidades de institutos de educación secundaria se elige para Azuaga un Instituto laboral Industrial-Minero, debido la evidente relación de la localidad con la minería del plomo.
De esta manera se procede a acondicionar el viejo colegio San José para que acoja el nuevo instituto. El 25 de abril de 1955 se publica en el BOE el decreto por el que el consejo de ministros autoriza la creación del Instituto Laboral Minero Industrial en Azuaga. El nombre elegido para el nuevo centro es el de General Moscardó.
El instituto se inaugura el 1 de octubre de 1955. Al acto acude el gobernador civil de Badajoz Manuel Ruiz de la Serna. El primer director es Juan Manuel Llerena Pachón.
Los primeros alumnos
El primer año se matricularon 82 alumnos, que pagaron por ello unas 70 pesetas. El antiguo colegio contaba con un patio donde los alumnos formaban todas las mañanas antes de entrar a clase y en el que se impartía educación física.
Como talleres se utilizan unas naves de una calle cercana al centro. Se acondicionaron tres talleres: uno de carpintería, otro de mecánica y un tercero de electricidad.
El tipo de bachillerato que impartían los institutos laborales tenía una duración de cinco cursos y estaba pensado para que los alumnos recibieran una formación integral. El alumno entraba con 10 años y permanecía en el centro hasta los 15.
La mañana se empleaba para dar clases teóricas. La tarde estaba dedicada a trabajar en los talleres. El régimen franquista se hacía notar en la enseñanza. El instituto era sólo masculino y no se admitían mujeres. La formación del espíritu nacional era una asignatura obligatoria. Todos los domingos por la mañana, los alumnos tenían que ir desfilando a misa.
La entrada en funcionamiento del instituto laboral revolucionó el panorama educativo, cultural y deportivo de Azuaga y su comarca. Durante esos años se sucedieron actividades deportivas y culturales de todo tipo. Incluso se dispuso de un proyector de cine donde se proyectaron películas y documentales de tipo técnico que complementaban las enseñanzas recibidas en las clases.
Un problema importante era el desplazamiento de los alumnos que no eran de Azuaga, salvo para los alumnos de algunas localidades con estación de tren, que podían utilizar este medio.
La mayoría de los alumnos que no eran de Azuaga no tenían posibilidades de poder acudir a las clases. Para solucionar el problema, el instituto compró un autobús de segunda mano de 25 plazas que se acondicionó para 60. Era conocido como La Pepa o El Coco, porque se llevaba a los niños.
Mudanza
Las obras del nuevo centro se alargaron más de lo debido. El ayuntamiento de Azuaga tenía dificultades económicas para pagar la parte del presupuesto que le correspondía, que ascendía a unos 2.5 millones de pesetas; una cantidad importante para la época. El lugar elegido para su emplazamiento fue junto al camino de la estación, en un paraje conocido como «dehesa vieja». Unos 12.000 m2 que el ayuntamiento cedió al Patronato Nacional de Enseñanza Media y Profesional. Finalmente, las obras se acaban en 1966, aunque algunos problemas como el abastecimiento de agua y de la electricidad impiden que su apertura hasta enero de 1969.
El traslado se llevó a cabo en las navidades de 1968 y los alumnos colaboraron en el mismo. Las clases se reanudaron a la vuelta de las vacaciones, ya en el nuevo edificio. El nuevo centro se inauguró en Febrero de 1969. En esos años si había ya mujeres estudiando, aunque en clases separadas. Los sábados por la mañana también había clases.
Un notable ejemplo del sacrificio que algunos alumnos tenían que realizar para asistir a las clases es el caso de Juan Puente. Juan vivía en Valverde de Llerena e iba todos los días en bicicleta hasta Azuaga. El centro acabó premiándole su esfuerzo y le compró una moto. El suceso no pasó inadvertido en los periódicos de la época.
Nuevos tiempos, nuevas leyes
A finales de la década de los 60 se promulgan leyes que unifican definitivamente los dos tipos de enseñazas medias que existían hasta la fecha. A partir de ese momento, todos los institutos de enseñanza secundaria del país tendrán una similar estructura educativa: bachillerato de 3 años conocido como BUP y el COU.
En el curso 74-75 se comienza a impartir por vez primera el COU.
Son los convulsos años de la transición y el instituto no es ajeno a estos difíciles tiempos. Había una gran ilusión ante la llegada de la democracia a nuestro país. Son años de una intensa actividad cultural.
A destacar los dos años en los que se celebraron clases de bachillerato nocturno
En 1979 se jubila Luis Silgo; quizá la figura más importante en la historia del instituto. Atrás quedaban más de 20 años como director del mismo.
Los 80 comienzan con el golpe de estado del Teniente Coronel Tejero. El suceso se deja sentir en el centro.
Denominación
En esa época se cambia por primera vez el nombre del centro. De General Moscardó pasa a llamarse Instituto Comarcal de Azuaga.
Años más tarde se construye junto al instituto un centro de formación profesional al que se le da el nombre de Miguel Durán. Años más tarde, el Miguel Durán se trasladó a un nuevo centro y el Bembézar incorporó este edificio a sus instalaciones. Durante esos años se llevan a cabo numerosas obras de ampliación y acondicionamiento.
En 1993 se aplica la LOGSE en el instituto. Con el nuevo sistema educativo, desaparece el COU, el bachillerato se reduce a dos años, y se crea un nuevo ciclo independiente de enseñanza media conocido como Educación Secundaria Obligatoria.
El segundo cambio de nombre se produce en 1995. En esta ocasión se organiza un concurso entre los alumnos para elegir uno nuevo. Gana el nombre de uno de los arroyos cercanos a Azuaga: Bembézar. A partir de ese momento el centro será conocido como Instituto Bembézar.
Selectividad
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Bachillerato
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Es una etapa postobligatoria que se sitúa entre la Educación Secundaria Obligatoria y los estudios universitario o los ciclos formativos de grado superior.
En esencia, el Bachillerato el Bachillerato debe proporcionar a los alumnos y alumnas formación, madurez, conocimientos y habilidades que les permitan culminar la construcción de su propia identidad y les faciliten la elaboración de proyectos de vida personales dentro de una sociedad en continua evolución.
Estos estudios se rigen por el DECRETO 115/2008, de 6 de junio, por el que se establece el currículo del Bachillerato en Extremadura. (DOE núm. 117, de 18 de junio de 2008).
En el I.E.S. Bembézar se pueden cursar dos modalidades de Bachillerato:
- Ciencias y Tecnología
- Humanidades y Ciencias Sociales
Al superar todas las materias de los dos cursos de Bachillerato, los alumnos pueden acceder directamente a un Ciclo Formativo de Grado Superior o realizar la Prueba de Acceso a la Universidad.
Formación Profesional
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¿Qué es la Formación Profesional?
La Formación Profesional comprende el conjunto de enseñanzas que, dentro del sistema educativo, capacitan para el desempeño cualificado de las distintas profesiones. En la actualidad está compuesta por 142 títulos oficiales.
La Formación Profesional, en el ámbito del sistema educativo, tiene como finalidad la preparación de los alumnos para la actividad en un campo profesional, proporcionándoles una formación polivalente que les permita adaptarse a las modificaciones laborales que pueden producirse a lo largo de su vida.
Otras finalidades son:
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Comprender la organización y características del sector correspondiente, así como los mecanismos de inserción laboral.
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Adquirir una identidad y madurez profesional motivadora de futuros aprendizajes y adaptaciones al cambio de las cualificaciones.
¿Qué facilitará la Formación Profesional Específica?
La incorporación de los jóvenes a la vida activa, contribuirá a la formación permanente de los ciudadanos y atenderá las demandas de cualificación del sistema productivo.