Este es nuestro sentido homenaje a un compañero, a un profesor asesinado. Este es nuestro sentido manifiesto en apoyo de las victimas que han sobrevivido. Este es un manifiesto que quiere reivindicar el apoyo social, moral y real a la docencia, al profesorado y a la función que realiza.
Nuestro compañero asesinado llevaba cuatro días trabajando, era interino, había conseguido estar en un aula y como tantos docentes soñaba con abrir las puertas del conocimiento a su alumnado para que pudieran ser mas libres, más capaces, más humanos. Pero se cruzó en su camino con alguien en quien no creció la semilla de la bondad sino la del odio, la del disparate. Parece que la indiferencia o la ceguera de muchos de sus próximos tengan mucho que explicar.
También en este manifiesto queremos señalar que lo que se valora en la sociedad, en la familia, en lo individual, en lo colectivo, se cuida, se protege, se estima, se aprecia. Y queremos que nos preguntemos si Educar se valora. Pues lo exigimos.
Desde el sentir horrorizado, conmocionado, y asqueado motivado por este caso de extrema violencia en un centro educativo, alzamos la voz para condenar toda violencia, y reprobamos a quienes fomentan o son indiferentes a los mensajes tangibles y simbólicos que promueven la cadena infinita de la violencia que no es casual, ni incontrolable, ni inevitable. Apoyamos con este manifiesto a las victimas y a sus familias afectadas por esta tragedia, y nos comprometemos como comunidad educativa a seguir trabajando para que las semillas de la bondad, la tolerancia, la humanidad y la racionalidad crezca en nuestras aulas.